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CENTRO Y CONTORNO

SÓLO SON PALABRAS

 

¿Por qué nos duelen tanto las palabras?,

dejamos que entren en nosotros,

apenas ya hayan sido escuchadas,

provengan de donde provengan nos afectan,

se clavan en nuestra cabeza como un eco,

que se expande y no para de darnos vueltas,

que murmulla y retumba a sus anchas,

hasta que cansado y victorioso se aleja,

dejando tras de sí los rastros de su presencia,

desmantelando el poco orden ya habituado,

a deshacerse con cada nueva esporádica tormenta.

 

Las cogemos y parece que ya no podemos soltarlas,

sobre todo a las que nos hieren,

a ésas no nos basta con aceptarlas,

tenemos que repetírnoslas hasta que nos sangran,

siempre ajenas e insospechadas,

las que menos piensas son las que más te calan.

 

No hay porqué defenderse contra estas estacas,

la mayoría de las veces se alardea más de su dureza,

que de la profundidad y sentido con la que están hechas,

a través de ellas conocemos a quien las expresa,

sino sabe tratarlas ése es su problema,

insultos, desquites, rabias, ofensas,

nuestros oídos con éstas tienen que estar llenos de cera,

no han de merecer ni la más mínima respuesta.

 

Porque... y si en el fondo no fuesen mas que nada,

impresiones, las escogemos o las ignoramos,

depende de nosotros que sean invitadas bienvenidas,

o huéspedes intrusos que pasean por nuestra morada,

y es que casi siempre parece que acaban por olvidarse,

ya sean promesas irrompibles juradas con el alma,

sueños soñados sedientos de un futuro que no se alcanza,

ilusiones alimentadas llenas de la mejor esperanza,

se quedan en humo si al final la acción no las acompaña,

si todo esto sólo existe tras coartadas de palabras.

 

Por eso prevalecerá un solo abrazo sobre un "te deseo",

una sincera compañía sobre un "qué tal el día",

un compartido silencio sobre historias vacías,

una simple caricia sobre miles de frases repetidas.

 

Alfredo Cuervo Barrero ©

2 comentarios

Fredi -

Hola Verónica, lo primero de todo, como ya te escribí, darte de nuevo las gracias por tus comentarios, el leer algo así acerca de la obra de uno de alguien que no conoces, de alguien que ha llegado a ti por casualidad, que te deja sus pensamientos y sus emociones con tanta sinceridad, es una experiencia de la que no me cansaré nunca de estar agradecido y cuido mucho de guardar para siempre en un lugar privilegiado de mi interior los recuerdos que tengo de vuestras consideraciones.


Es curioso, los cuatro poemas que has elegido para dejar una parte de ti, son los cuatro poemas que más orgulloso me siento de haber creado, de los que más he aprendido y dejando en un lugar aparte a Queda Prohibido, de los que más me ha costado dar forma y encontrar las palabras exactas para expresar lo que quería expresar. Me parece justo que, ya que estamos entre palabras, dejarte mi primera respuesta en esta obra y darte la enhorabuena porque tu comentario es un perfecto complemento del tema que se trata en ella.


Con “Sólo son palabras” quería proponerme un reto difícil, ser capaz de juzgar a las palabras y restarles importancia a la vez que necesitarlas precisamente para llevar a cabo esta tarea, no sé si al final me ha quedado muy extremista, puesto que en absoluto pienso que las palabras sean innecesarias o fútiles, mi intención era más bien ridiculizar a todas aquellas que son superfluas y prescindibles, ver que a veces somos “esclavos” de ellas ya que reaccionamos ante cualquier comentario, ante cualquier primer chorreo de sonidos que salen de nuestras bocas, cuando en el fondo las palabras que más significado tienen, que más efecto deberían tener en nuestras vidas, pocas veces son nombradas y las encerramos como si tuviéramos vergüenza de ellas, o mejor dicho, pienso que no las dejamos salir libremente ya que por lo general nuestra vida del día a día parece incompatible con ellas.


No dudo que las palabras han hecho y hacen mucho por nosotros, pero yo cada vez tiendo más al otro lado, al de menos habladurías y más hechos, supongo que lo perfecto será una combinación de ambas cosas, que en nuestra relación con los demás (y con nosotros mismos) no sea todo charlar e inflarse a hablar sino que también haya una comunicación real entre nuestras vidas con acciones y movimientos. Hace poco escribía un aforismo que decía más o menos que nos empezamos a dar cuenta de la lejanía de nuestros amigos cuando dedicamos más tiempo a hablar de nuestras vidas que a participar juntos en ellas, supongo que todo lo que escribo al final guarda una relación entre sí, y de nuevo quería incidir en el tema de que para mí las relaciones son algo más que personas que se hablan y se cuentan sus vidas, para mí no tienen ningún sentido si las acciones no están detrás continuamente pinchando por salir y liberarse de todos esos pensamientos que las amarran, que las limitan con definiciones o con prejuicios, los cuales lo único que hacen es no dejar que lo mejor de nosotros salga a flote, pienso que ellas realmente no se alimentan de palabras sino de realidades. Los últimos versos del poema siguen esa dirección, al decir que prefiero un solo abrazo sobre un te deseo, una sincera compañía sobre un qué tal el día, un compartido silencio sobre historias vacías, una simple caricia sobre miles de frases repetidas, simplemente quería mostrarme qué camino quería seguir a partir de ese momento y cual es el camino que he seguido hasta ahora, el cual ha estado menos poblado de palabras y más de experiencias que me han hecho sentirme más lleno y unido a las personas que quiero.


Frente al contacto real de las personas que tenemos a nuestro lado, está ese otro contacto con las personas que están más lejanas, y ése es de las palabras, ellas han hecho que me acerque a ti y ellas han hecho que te acerques a mí, y espero que esta acción no se quede en “sólo palabras” sino que vaya acompañada por la experiencia de aprender uno del otro, aunque sólo sea con la mitad de lo que sería lo perfecto.


Un abrazo.


Fredi

Verónica -

Las palabras son eso palabras, son la unión de varias letras a las que se les atribuye un significado y un sentido luego de que se unen y crean una sucesión coherente que permite comunicar. Es la naturaleza gregaria del hombre, es innata, es inmutable, es de los seres humanos, o de aquellos a quienes como seres superiores nos dotaron de memoria, voluntad e inteligencia, aunque a veces no hagamos aparente uso de dichas facultades diferenciadoras, es precisamente el lenguaje verbal el que nos hace ser humanos.

Y es verdad, es una moneda de doble valor, de doble cara, que es volátil, susceptible y mutable, es marioneta de quien se apropia de ella… La envergadura, veracidad y trascendencia que se le atribuye es versátil, tanto como asegurar que cada persona tiene su historia, su mente, su corazón y su alma; como afirmar la particularidad propia del ser humano, así mismo puede decirse que la palabra tiene varias facetas. Pero hay un factor común entre ellas y es el poder que sin duda alguna tienen las palabras, elevan o aniquilan, atestiguan u ocultan, consolidan o desgastan, relampaguean o ensombrecen, complacen o afligen.

Por ejemplo, si las palabras no existieran no estaría dándoles forma dirigiéndome a ti que no te conozco, que sustraje lo poco que concebí de ti a partir de tus escritos, pues creo que no se puede escribir algo que no se siente, algo que no se piensa, algo que no nace de adentro, no estas cosas. Pero por otro lado estoy de acuerdo en que debe primar lo no verbal sobre lo verbal, una mirada, un gesto, un beso, un abrazo, una lágrima o una sonrisa, salen del alma sin tener que verse aprobados por la mente, eso sale del corazón, no hay necesidad alguna de que tenga coherencia, de que sea sensato, de que sea compresible por el otro para que comunique, para que lo conmueva y se robe por un momento un espacio de lo que más que humano lo hace persona, de su alma y su corazón.