245. Lo malo que tiene el trabajar para un familiar o para un conocido, es ver cómo las experiencias del trabajo, sobre todo las hostiles, no se zanjan en el trabajo (situación que ocurre con las personas con las que solamente se coincide en éste), sino que salen fuera de la esfera laboral para interrumpir en las emociones y en las percepciones personales. Así cuando surge un problema o una consecuencia, las comunicaciones se vuelven más graves, las palabras más afanosas, los tonos más fuertes, se mezcla el sentimiento hacia esa persona (más intenso cuanto más cercana) con la necesidad de ser exigente, rudo, serio, para poder así solucionar el problema surgido; puede que entonces no se controle lo que se dice, lo que se hace, y salgan a flote más argumentos de los que serían necesarios para dilucidar la cuestión presentada, así donde antes había confianza ésta se trunca de repente en distanciamiento, en resentimiento, y con ello lo que era una relación sana en lo particular pasa a ser una relación tensa en lo profesional, desbarajustando sin solución sencilla el primer estado. Cuando se dice que no hay que mezclar el mundo personal con el mundo laboral se alude a que ambos mundos se basan en conceptos muy distintos, y cuando hay problemas y se quieren solucionar, en vez de acabar usando el primero para fortalecer al segundo, se suele acabar procediendo al revés, encontrándonos con ello a una nueva situación, y no precisamente la que estábamos buscando.
246. El que uno haya escrito un cantidad ingente de páginas o haya expuesto una gran suma de discursos no es sinónimo de que haya depurado una gran cantidad de pensamientos.
247. Uno enseguida se da cuenta de cuál no es su sitio; es aquél en el que se deja llevar o por las situaciones o por las personas.
248. El crear personajes ficticios para que digan lo que tú no te atreves a decir y hacerles vivir lo que no te atreves a vivir, es un buen recurso para jugar al escondite con tu propia vida.
249. Quien no sabe apreciar el amor que le dan quienes están a su lado, no merece ser amado.
250. Hay personas cuyas palabras están muy por encima de sus capacidades, son las que cuando hay que actuar, siguen hablando.
251. También las personas pueden llegar a ser una adicción, y como toda adicción tenemos que aprender a administrárnoslas en dosis soportables, sino queremos ser absorbidos por nuestra "adhesión".
252. Hay cierto tipo de escritores que tratan a sus lectores como si estos últimos fuesen imbéciles, o por usar una palabra más técnica, subnormales. Son todos aquellos escritores que tratan de convencer en sus obras que, leyendo lo que en ellas se desarrolla, se consigue lo que ellos mismos pretenden conseguir: recompensas, felicidad, suerte, reconocimiento...Cuando leo por parte de un autor que siguiendo un camino A llego a un punto B y así conseguiré tener C, cierro ipsofacto su libro, lo dejo en una esquina de la librería, y miro el nombre del iluminado mientras le dedico una ligera y maliciosa sonrisa.
253. Quien no sabe convivir con la fama mejor que no se acueste con ella.
254. Por la enfermedad de unos pocos es por lo que más han sufrido muchos.
255. Hay que tener más fortaleza para saber sobrellevar un éxito que para saber sobreponerse de un fracaso.
256. El silencio de un autor nos puede indicar que o bien, todavía no ha encontrado las palabras necesarias con las cuales se quiere expresar, o bien que ha intentado explicar ya tantas cosas, que necesariamente se ha quedado sin palabras
257. No escribir sobre lo general, escribir sobre lo particular e individual, para hacer lo primero ya están los demás.
258. Te ahorrarías escribir más de una palabra superflua si antes de iniciar la tarea hicieras una hora de ejercicio.
259. Las personas que no siguen su camino suelen interrumpir el camino de los demás.
260. Las personas débiles atacan siempre a las personas, las fuertes atacan siempre a la vida.
261. La inspiración es un estornudo en medio de un resfriado.
262. Quien habla demasiado sólo logra hacer recordar al que tiene delante el aburrimiento que él mismo pretende olvidar.
263. El que se esfuerza en crear una opinión ficticia de su persona en los demás corre el peligro a la larga, de no volver a tener una opinión propia de la realidad de su persona.
264. Las huellas más profundas sólo se dejan en las arenas más blandas.
265. Se podría decir que cuando soñamos nuestro subconsciente intenta dar una lección a nuestro consciente con todo aquello que se le pasa de largo, con todo aquello que no es capaz de captar, con todo aquello que este último no puede o no se atreve a explicarse; pero no siempre el subconsciente tiene "la razón" para dar estas lecciones, y en su intento por estar siempre activo en los sueños, puede llegar a confundir e incluso a dañar a quien precisamente pretende enseñar. Por eso hay ciertos sueños que no me agradan en absoluto, como los que te hacen recordar a personas o te hacen vivir situaciones que hace tiempo formaron parte de tu vida, pero que en la realidad presente éstas están ausentes, teniendo uno ya a otras personas y a otras circunstancias en su lugar. El desagrado no viene ocasionado por el mero hecho de recordar en sí, sino por la pretensión de desear tener a causa del recuerdo lo que ya se tiene, es decir, por escenificarme el sueño lo que vivo y lo que tengo pero con otros sujetos, con otros objetos, con otros lugares, con otros tiempos. A priori me podría insinuar que en el fondo no estoy satisfecho con lo que vivo y con quien vivo, y por ello esa parte que sospecha algo suelta sus elucubraciones en el lugar en el que más indefenso me puede encontrar, en los sueños, mostrándome qué es lo que viviría o qué es lo que sentiría si estuviese con tal persona, si tuviera tal cosa, si estuviese en tal lugar... en definitiva, parece ser que lo que me reprimo por un lado sale al interior por el otro. Pero llega un tiempo en el que uno también es consciente de sus sueños, y por ende no le gusta soñar todo lo que sueña, y ante ciertos sueños uno no se conforma con sentir inquietud, sino que al despertar y rememorar lo que se acaba de "vivir" se critica lo soñado ante uno mismo, y se habla como quien regaña a alguien que en el fondo no ha hecho nada, pero que se intuye que tarde o temprano puede llegar a hacerlo.
266. Todo aquél que tenga una habilidad especial no solamente tiene el derecho a usarla, sino que además tiene la obligación de hacerlo.
267. Cuanto mayor conocimiento y curiosidad tengamos para profundizar en las grandezas de determinadas capacidades del ser humano, (de sus conductas estoicas, de sus aptitudes firmes, de sus emociones intensas...), mayor será también nuestro conocimiento (¿y curiosidad?) de los aspectos más bajos y viles que habitan en esas mismas capacidades; el peligro de llegar a conocer algo es que también podemos llegar a conocer a su contrario.
268. De la misma forma que muchas veces tiene que venir alguien de fuera para redescubrirnos el lugar en el que vivimos, así muchas veces necesitamos de la acción de los demás para descubrirnos a nosotros mismos, aunque esto no debería ser ningún cumplido.
269. Una conversación debería ser una buena oportunidad para conocer a la persona que tenemos delante, y más todavía, para conocer mejor a quien esa misma tiene en frente.
270. El mejor regalo que nos puede ofrecer un escritor es obligarnos a guardar cinco minutos de silencio tras haber terminado de leer su obra.