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CENTRO Y CONTORNO

Continuación... EgoyDubito.blogspot.com

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APRENDIENDO A QUERER

 

Una vez superadas exaltaciones y ensoñaciones,

calmadas y aprendidas las pasiones de las primeras relaciones,

dejado atrás lo que no fue y guardándolo sin rencores,

gastadas las falsedades y maduradas las voluptuosidades.

 

Una vez asimilada y corregida la falta de experiencia,

encontrada en el día a día la ratificación ya sin ausencias,

de que el querer a alguien es la más definitiva de las pruebas,

al mostrarse ante el otro tal y como uno mismo se conserva,

al comprobar que lo que uno da es lo que al final uno se lleva.

 

Una vez diluidas entre fuentes de sinceridad las diferentes fantasías,

por querer hacer un proyecto real con y de nuestras vidas,

en el que uno sabe ofrecer cuando el otro más lo necesita,

en el que de lo que se trata es de no llenarse de sensaciones vacías,

de crear el propio camino sin dejar de lado las otras expectativas.

 

Una vez ganada y exigida la propia independencia,

respetadas las distancias cuando ésta nos lo sugiera,

abandonada la idea de que sino se comparten todas las vivencias,

acaba por marchitar lo que antes crecía por propia inercia,

más de un destino ha dejado a otro por exceso de absorbencia,

aprender a dejar tiempos muertos para renovar así viejas sorpresas.

 

Una vez recordada la evolución de las diferentes situaciones,

en las que la naturalidad vence a lo forzado sin limitaciones,

en las que uno más uno excede a lo que por separado se pretende,

en las que no hay más obstáculos que juzgar sin mirarse antes la frente,

que reaccionar a la primera devolviéndonos así disparidades ingentes.

 

Una vez rota la costumbre de rodearse siempre de escudos,

de querer tener siempre razón por no traicionar al orgullo,

de ceder al otro las deudas que no zanjamos en nuestro rumbo,

de negar la realidad cuando lo que sucede no es de nuestro gusto,

de ostentar con palabras los que debieran ser nuestros propios asuntos.

 

Una vez aclaradas las ideas en cada uno de estos puntos,

es cuando empieza el inicio del verdadero aprendizaje,

no dejar al azar lo que tenemos que poner de nuestra parte,

sólo hay un secreto y esto es lo que su interior contiene,

para aprender a querer hay que empezar por saber lo que uno quiere.

 

 Alfredo Cuervo Barrero ©

 

 

CENTRO Y CONTORNO

 

Puede que cierto día sienta uno un cosquilleo,

una inquietud, una separación, un remordimiento,

un descuadre entre lo que se tiene adentro,

y lo que el exterior permite que mostremos.

 

Puede que cierto día se piense sólo en recuerdos,

se actúe sin tener en cuenta ya los deseos,

se camine con pies cansados en caminos ajenos,

se mire por mirar todo lo que va sucediendo.

 

Puede que cierto día uno no comprenda ya al silencio,

la soledad se trueque en agobios y en desaciertos,

la voz aturdida hable ya sin ningún nervio,

lo que somos se evapore por reflejarnos en múltiples espejos.

 

Puede que cierto día del instinto ya sólo quede mansos restos,

del orgullo ideales desgarrados por intentar tapar demasiados agujeros,

de la pasión un sueño vago entre noches llenas de desvelos,

de la fuerza simples palabras amoratadas por no parar de protegernos.

 

Puede que cierto día uno no deje ya de compararse,

de igualar esencias distintas y luego comprobar el desgaste,

de forzar las apariencias para ocultar lo que realmente se hace,

de estar sin estar para más tarde autoarrinconarse.

 

Puede que cierto día la parte sucumba al todo,

lo que antes era iniciativa ahora se vuelque en saco roto,

las relaciones se conviertan en excusas para no estar solos,

entre el tú y el yo el segundo sea el que muera poco a poco.

 

Y puede que cierto día uno se canse ya de todo esto,

contemple en la medida justa sus defectos y excesos,

interiorice que “el mal ajeno” es una consecuencia de ellos,

lo que me afecta del otro es el afecto que yo mismo me niego.

 

Y puede que cierto día uno aprenda a controlar sus sentimientos,

elija su estado de ánimo sin depender continuamente de terceros,

seleccione lugares, personas, situaciones, reglas del juego,

y aprenda a gritar sin vacilar: es aquí donde yo me quedo.

 

Y puede que cierto día uno no tema más al miedo,

lo que cuente de algo es el simple hecho de conseguir hacerlo,

lo que queda al final es la imagen de este último intento,

el contorno se estrecha a medida que uno expande el centro.

 

Alfredo Cuervo Barrero ©

N-1 (02:07 - Guitarra Eléctrica y Micro BR de Boss)

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INPUT (02:18 - Guitarra Eléctrica y Micro BR de Boss)

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DISCO: COMPONENTS

DISCO: COMPONENTS

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Algunas partes que conforman Ocaso, Filter y Air, así como otras que se quedaron por el camino.

1-5: Alba.

6-9: Re-Edit.

10: Anima.

11: Tridania.

12- Unive.

13- 13.

14-15: Spheric.

16-17: Silence.

18: 18.

19-22: Center.

23-24: Envolture.

25-29: Filter.

30: 30.

31: 31.

32-35: Air

+ Portada y Contraportada.

* Todos los Derechos Reservados por Alfredo Cuervo Barrero. Queda Prohibido la distribución de esta obra por cualquier medio sin el consentimiento expreso por parte del autor.

DISCO: AIR

DISCO: AIR

Ya te puedes descargar el disco completo: Air.

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1. Impetu (02:26)

 2. Echo Song (02:08)

 3. June (01:14)

4. Enphasys (02:09)

5. Envolture (03:06)

6. Air (02:50)

7. Nova (03:21)

8. Lapsus 2 (02:03)

9. Milktime (02:15)

10. Demo (01:29)

11. Electricity (02:16)

12. Input (02:18)

13. N-1 (02:07)

+ Portada y Contraportada.

* Todos los Derechos Reservados por Alfredo Cuervo Barrero. Queda Prohibido la distribución de esta obra por cualquier medio sin el consentimiento expreso por parte del autor.

ELECTRICITY (02:16 - F.L. Studio y Guitarra Eléctrica)

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MILKTIME (02:15 - F.L. Studio)

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LAPSUS 2 (02:03 - F.L Studio y Nero Soundtrax)

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AFORISMOS

  

245. Lo malo que tiene el trabajar para un familiar o para un conocido, es ver cómo las experiencias del trabajo, sobre todo las hostiles, no se zanjan en el trabajo (situación que ocurre con las personas con las que solamente se coincide en éste), sino que salen fuera de la esfera laboral para interrumpir en las emociones y en las percepciones personales. Así cuando surge un problema o una consecuencia, las comunicaciones se vuelven más graves, las palabras más afanosas, los tonos más fuertes, se mezcla el sentimiento hacia esa persona (más intenso cuanto más cercana) con la necesidad de ser exigente, rudo, serio, para poder así solucionar el problema surgido; puede que entonces no se controle lo que se dice, lo que se hace, y salgan a flote más argumentos de los que serían necesarios para dilucidar la cuestión presentada, así donde antes había confianza ésta se trunca de repente en distanciamiento, en resentimiento, y con ello lo que era una relación sana en  lo particular  pasa a ser una relación tensa en lo profesional, desbarajustando sin solución sencilla el primer estado. Cuando se dice que no hay que mezclar el mundo personal con el mundo laboral se alude a que ambos mundos se basan en conceptos muy distintos, y cuando hay problemas y se quieren solucionar, en vez de acabar usando el primero para fortalecer al segundo, se suele acabar procediendo al revés, encontrándonos con ello a una nueva situación, y no  precisamente la que estábamos buscando.

246. El que uno haya escrito un cantidad ingente de páginas o haya expuesto una gran suma de discursos no es sinónimo de que haya depurado una gran cantidad de pensamientos.

247. Uno enseguida se da cuenta de cuál no es su sitio; es aquél en el que se deja llevar o por las situaciones o por las personas.       

248. El crear personajes ficticios para que digan lo que tú no te atreves a decir y hacerles vivir lo que no te atreves a vivir, es un buen recurso para  jugar al escondite con tu propia vida.

249. Quien no sabe apreciar el amor que le dan quienes están a su lado, no merece ser amado.

250. Hay personas cuyas palabras están muy por encima de sus capacidades, son las que cuando hay que actuar, siguen hablando.

251. También las personas pueden llegar a ser una adicción, y como toda adicción tenemos que aprender a administrárnoslas en dosis soportables, sino queremos ser absorbidos por nuestra "adhesión".

252. Hay cierto tipo de escritores que tratan a sus lectores como si estos últimos fuesen imbéciles, o por usar una palabra más técnica, subnormales. Son todos aquellos escritores que tratan de convencer en sus obras que, leyendo lo que en ellas se desarrolla, se consigue lo que ellos mismos pretenden conseguir: recompensas, felicidad, suerte, reconocimiento...Cuando leo por parte de un autor que siguiendo un camino A llego a un punto B y así conseguiré tener C, cierro ipsofacto su libro, lo dejo en una esquina de la librería, y miro el nombre del iluminado mientras le dedico una ligera y maliciosa sonrisa.

253. Quien no sabe convivir con la fama mejor que no se acueste con ella.

254. Por la enfermedad de unos pocos es por lo que más han sufrido muchos.

255. Hay que tener más fortaleza para saber sobrellevar un éxito que para saber sobreponerse de un fracaso.         

256. El silencio de un autor nos puede indicar que o bien, todavía no ha encontrado las palabras necesarias con las cuales se quiere expresar, o bien que ha intentado explicar ya tantas cosas, que necesariamente se ha quedado sin palabras

257. No escribir sobre lo general, escribir sobre lo particular e individual, para hacer lo primero ya están los demás.

258. Te ahorrarías escribir más de una palabra superflua si antes de iniciar la tarea hicieras una hora de ejercicio.

259. Las personas que no siguen su camino suelen interrumpir el camino de los demás.

260. Las personas débiles atacan siempre a las personas, las fuertes atacan siempre a la vida.

261. La inspiración es un estornudo en medio de un resfriado.

262. Quien habla demasiado sólo logra hacer recordar al que tiene delante el aburrimiento que él mismo pretende olvidar.

263. El que se esfuerza en crear una opinión ficticia de su persona en los demás corre el peligro a la larga, de no volver a tener una opinión propia de la realidad de su persona.

264. Las huellas más profundas sólo se dejan en las arenas más blandas.

265. Se podría decir que cuando soñamos nuestro subconsciente intenta dar una lección a nuestro consciente con todo aquello que se le pasa de largo, con todo aquello que no es capaz de captar, con todo aquello que este último no puede o no se atreve a explicarse; pero no siempre el subconsciente tiene "la razón" para dar estas lecciones, y en su intento por estar siempre activo en los sueños, puede llegar a confundir e incluso a dañar a quien precisamente pretende enseñar. Por eso hay ciertos sueños que no me agradan en absoluto, como los que te hacen  recordar a personas o te hacen vivir situaciones que hace tiempo formaron parte de tu vida, pero que en la realidad presente éstas están ausentes, teniendo uno ya a otras personas y a otras circunstancias en su lugar. El desagrado no viene ocasionado por el mero hecho de recordar en sí, sino por la pretensión de desear tener a causa del recuerdo lo que ya se tiene, es decir, por escenificarme el sueño lo que vivo y lo que tengo pero con otros sujetos, con otros objetos, con otros lugares, con otros tiempos. A priori me podría insinuar que en el fondo no estoy satisfecho con lo que vivo y con quien vivo, y por ello esa parte que sospecha algo suelta sus elucubraciones en el lugar en el que más indefenso me puede encontrar, en los sueños, mostrándome qué es lo que viviría o qué es lo que sentiría si estuviese con tal persona, si tuviera tal cosa, si estuviese en tal lugar... en definitiva, parece ser que lo que me reprimo por un lado sale al interior por el otro. Pero llega un tiempo en el que uno también es consciente de sus sueños, y por ende no le gusta soñar todo lo que sueña, y ante ciertos sueños uno no se conforma con sentir inquietud, sino que al despertar y rememorar lo que se acaba de "vivir" se critica lo soñado ante uno mismo, y se habla como quien regaña a alguien que en el fondo no ha hecho nada, pero que se intuye que tarde o temprano puede llegar a hacerlo.

266. Todo aquél que tenga una habilidad especial no solamente tiene el derecho a usarla, sino que además tiene la obligación de hacerlo.

267. Cuanto mayor conocimiento y curiosidad tengamos para profundizar en las grandezas de determinadas capacidades del ser humano, (de sus conductas estoicas, de sus aptitudes firmes, de sus emociones intensas...), mayor será también nuestro conocimiento (¿y curiosidad?) de los aspectos más bajos y viles que habitan en esas mismas capacidades; el peligro de llegar a conocer algo es que también podemos llegar a conocer a su contrario.

268. De la misma forma que muchas veces tiene que venir alguien de fuera para redescubrirnos el lugar en el que vivimos, así muchas veces necesitamos de la acción de los demás para descubrirnos a nosotros mismos, aunque esto no debería ser ningún cumplido.

269. Una conversación debería ser una buena oportunidad para conocer a la persona que tenemos delante, y más todavía, para conocer mejor a quien esa misma tiene en frente.

270. El mejor regalo que nos puede ofrecer un escritor es obligarnos a guardar cinco minutos de silencio tras haber terminado de leer su obra.

 

           

 

 

 

 

 

 

ENVOLTURE (3:06 – F.L Studio, Guitarra Eléctrica y Nero SoundTrax)

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ALTER EGO

 

En vez de mostrarme el mundo en el que vives,

enséñame sin miedos escénicos el mundo que eres,

de tanto tolerar realidades e ilusiones ajenas,

lo primero te convence mientras lo segundo te exaspera,

tan acostumbrada está tu mirada a ver lo de afuera,

que no sabes mirar sino es porque alguien la fuerza,

tan sigilosas son las acciones con las que te expresas,

que no puedes iniciarlas a no ser que otras te lo sugieran.

 

En vez de encerrarte y esconderte en la sumisión,

muéstrame sin reparos la parte que dices ser yo,

sino desenvuelves tu capacidad en la realidad diaria,

de nada sirven tus intenciones ahora convertidas en artimañas,

sino materializas lo que a solas tanto ensalzas,

la decepción gana paso a la ilusión que antes te acrecentaba.

 

Si eres la parte que siempre quiere seguir para adelante,

que ve en los retos la ocasión para poder mejorarse,

no te acomodes en repetir lo que antes era inimaginable,

el camino que labras si a la larga no lo expandes,

puede ser después la cadena a la que fervorosamente te ates.

 

Si tienes calentando entre tus manos cualquier bondad,

cuídate mucho de no dejarla perturbar regalándola,

más de una se ha perdido entre excesos de solidaridad,

la predisposición que tienes a dar lo que aún ha de madurar,

motiva que esperes algo que no tendrías ni que desear.

 

Y si crees en un pensamiento, y más aún, en tu ideal,

no lo insultes abandonándolo ante cualquier eventualidad,

si la opinión y la acción de otros a las tuyas se superponen,

sólo te diluyes entre falsos espejismos y suposiciones,

flaco favor te haces sino te das lo que sólo tú tienes.

 

Por eso, en vez de reprimirte esperando lo que tiene que llegar,

regálame de vez en cuando un poco de espontaneidad,

la parsimonia y la pereza es lo único que has de superar,

si aún no oyes tu voz y tus recuerdos no fueron lo que son,

déjame aconsejarte aunque no creas que yo sea la solución,

tal vez así te consiga sacar lo que guardas en un rincón,

tal vez así te haga decir lo que tanto insistes en silenciar,

tal vez así algún día te deje de gritar: ¡despierta ya!

 

Alfredo Cuervo Barrero ©

JUNE (01:14 - F.L Studio)

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EL ÚLTIMO ADIÓS

 

Hay una despedida que siempre llega tardía,

aquella que no se da por el shock de la repentina partida,

aquella que hasta que no pasa el tiempo y la resignación,

el cuerpo y la mente no la asimilan.

 

Hay una despedida que uno no se atreve a lanzar,

que se lleva consigo lo más vulnerable,

que deja un rastro de ausencia difícil de soportar,

arrebata lo que hasta ahora nadie ha logrado arrebatar:

el apoyo materno y su afecto inquebrantable.

 

Hay una despedida llorada entre cristales,

apoyada entre hombros y en contactos familiares,

escondida entre gritos recriminando a un inexistente culpable,

esperando entre flores que colorean a la blanca carne,

a todos aquellos que hemos aprendido de golpe,

que su llegada tarde o temprano es lo único inevitable.

 

Es la impotencia llevada a su más cruel extremo,

es el vacío cargado de desolación y desaliento,  

es el camino no buscado ahora empeñado en encontrarte,

es el último adiós dirigido ya a ninguna parte.

 

Es una imagen grabada para siempre,

tras pasar de nuevo pálpitos y convulsiones,

aquella que un día te vio nacer de su vientre,

ahora cierra los ojos tras un cuerpo inerte,

tras una tela que tapa lo que no quieres creerte.

 

Porque es una despedida que nunca debiera ser dicha,

atragantada de furia y rabia comprimidas,

tartamudeada entre restos de humo y cenizas,

recordada a la larga como la más profunda herida,

aquella que ningún aliciente cura ni cicatriza.

 

Porque es un alto en el trayecto que cierra un ciclo,

la asiduidad se rompe de un choque y sin aviso,

nuevas fuerzas florecen despertando a lo dormido,

los finales definitivos dotan a uno de nuevos principios,

en ellos plasmas su educación y su espíritu,

en ellos se forja tu futuro firme y genuino,

en ellos honras al recuerdo de quien más te quiso.

 

 Alfredo Cuervo Barrero ©

 

 

AIR (02:51 - F.L Studio y Nero Soundtrax)

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OH NO, SOLEDAD NO POR FAVOR.

Me encuentro agobiado por el hecho de estar solo,
el aburrimiento contagioso se apodera de mi,
en mi mente las imágenes no me paran de aturdir,
no puedo estar quieto, en calma, tranquilo,
la oscuridad me refleja lo que me niego a mi mismo.
Intento alejar cualquier concepto negativo,
olvidar los malos ratos y los chillidos,
a todo aquello que me hace sufrir sin motivo.

¿Pero quién dice que tengo que alejar y olvidar?,
cómo voy a comprender lo que me está ocurriendo,
si no me enfrento a los sentimientos que hacen sentirme mal,
si los distorsiono para no verlos como son en realidad,
no tienen más dolor que el que yo sufro por tenerles miedo,
por no saber escucharme y aprender de ello a tiempo.

¿Qué hago cuando me encuentro sin nadie?,
cuando el día no me depara más actividad,
que el placer de volver a encontrarme,
buscar rápidamente algo que me distraiga,
algo que me haga esquivar,
el cara a cara con las cosas que me ocurren,
con los momentos que evito que me dañen.

¿Te asusta la soledad?, no ves que eres tú mismo,
que no hay forma de vencerla porque no es tu enemigo,
cómo puedo negar lo que me hace ser mejor,
cómo me puede doler tanto el estar a solas conmigo,
creo cada vez más que es cuestión de egoísmo.

Dónde se encuentran esos recuerdos,
que merecen la pena ser recordados,
para qué vivo si luego no los uso,
si no acudo a ellos cuando los necesito.
Me pregunto que porqué estoy mal,
¿qué hago pensando en la gente que no tengo?,
¿qué hago imaginando cosas que no han ocurrido?,
¿qué hago teniendo miedos que no he sufrido?,
porqué no selecciono lo que me hace estar bien,
lo fácil es dejarse llevar por los lamentos,
creyendo que te dominan y que no hay forma de extinguirlos,
soy un desagradecido por no saber valorar lo vivido.

Oh no, soledad no por favor,
te temo porque no sé aprovecharte,
porque me muestras lo débil que soy,
cuando no tengo nada en lo que reflejarme.
Te evito porque tu presencia me hace mal,
aún no he aprendido a percibirme,
a dejar de una vez por todas de martirizarme.

Te ignoro porque desconozco tu utilidad,
hasta hoy te he estado usando al revés,
no eres la causa de mi tristeza,
eres la razón de mi lucha,
por empezar a crear una vida nueva.

Alfredo Cuervo Barrero ©

SOBRE LA ELECCIÓN AL ESCRIBIR

Cuando uno escribe sobre algo lo único que está haciendo es diferenciar ese algo de todo lo demás; se elige un tema, una idea, una cuestión, un sentimiento, una percepción, y se lo dota de forma, de estilo, de intensidad, o lo que es lo mismo; se deja en ese escrito una marca de nuestra forma de ser, de nuestro estilo de comunicar, de nuestra intensidad verbal. Cuando leemos un escrito no estamos haciendo otra cosa más que leer algo que ha preocupado al escritor, o al menos así debiera ser, ya que en desarrollar lo que nos quiere decir es en lo que se ha ocupado, y todo lo que ocupa (sobre todo si va enfocado a un tercero) acaba por preocupar. Entonces llega la gran pregunta, la gran interrogación cuyo punto negro no para de presionar la cabeza del creador de líneas, goteándole sin descanso e impacientándole con un... "¿Sobre qué escribo?" Y cuando esa interrogación se convierte en una exclamación: "¡sobre esto!", llega la elección.

Entonces no importa nada más, no importa nada más pero el escritor quiere que importe lo que él escribe, y por lo tanto tiene que seguir eligiendo: cómo lo expreso, con qué tono, cómo lo plasmo, con qué palabras, cómo lo cuadro, en definitiva, de qué forma digo lo que quiero decir; y así todo el escrito no se convierte más que en un cúmulo de elecciones. Según se van desarrollando van siendo más decisivas: esto se podría retocar, esto quedaría mejor así, se podría cambiar una frase para que se asocie mejor con la siguiente, dejo por ahora entrever algo para más tarde descifrarlo, etc... Puede que la idea original no se parezca en nada a la que ahora se está formando, con la elección también deseleccionamos, y el escritor va puliendo así algo que cree especial sobre todo lo demás. Entonces llega la hora de contemplar la obra creada, se haya dicho lo que se haya dicho está claro que una parte de lo expuesto es una parte del escritor, porque... qué hace éste sino describirse a sí mismo cuando escribe: sus inquietudes, sus deseos, su fortaleza y sus limitaciones, su cultura y su incultura, todo esto queda plasmado como si fuera una imagen en negativo en su escrito, detrás de él, sin percibirse a primera vista, pero moldeando y definiendo su forma.

También es cierto que muchas veces, el tema en cuestión no es más que una excusa, una tapadera, una salida trasera; se siente la necesidad de comunicar, se siente el deseo de explicar con palabras lo que hasta ahora ha sido una vivencia, una experiencia, y aunque parezca contradictorio, solamente en estos casos el autor es quien no elige, se siente abordado, se siente urgido a satisfacer esa necesidad, la necesidad de exteriorizar; ahí el autor no es más que un medio siendo esta ultima, el impulso. Y ya se puede ir el autor por donde quiera, que si tiene que escribir sobre algo y como sea lo acabará haciendo; así en estos casos es el tema quien lo elige a él, es, la elección inversa.

AFORISMOS

 

226. Llegada a cierta edad tenemos que saber elegir nuestras opiniones, sino queremos que éstas sean meros troncos navegando a la deriva por las olas de la "comunicación global".

227. Sino ayudas a que la otra persona aprenda a ayudarse por sí misma tu ayuda no servirá para nada.

228. La falta de disfrute en la vida personal está vinculada directamente a la necesidad de disfrute en la vida pública.

229. No despilfarres las palabras ya que con cada palabra con la que te expresas pierdes una parte de ti, ésa que precisamente quieres ganar.

230. Estáte más agradecido con quien te insinúe las preguntas más prácticas que con quien te ofrezca las respuestas más valiosas.

231. El no hablar de ciertos aspectos de la vida humana puede parecer a veces una muestra de ignorancia, aunque más bien la mayoría de esas veces debería ser una muestra de la lograda superación personal.

232. Juzgar lo que otros han hecho consiste simplemente en delatar lo que tú no te atreves a hacer.

233. Las únicas opiniones que se han de tener en cuenta son aquellas que constatan el resultado de una experiencia; así, para tener una opinión sobre la música, se debería haber hecho por lo menos alguna vez una canción, para opinar sobre un libro se debería haber rellenado alguna vez por lo menos una hoja en blanco, para tener una opinión acerca del amor se debería haber perdido alguna vez a alguien querido; desafortunadamente la mayoría de las opiniones constatan más una ausencia que una experiencia.

234. Dejemos a los que prefieren tomar cafés a solas consigo mismos mientras no nos molesten a los que preferimos degustar el agua fresca de las fuentes, para paladear así sin distorsiones la variedad de sabores de la vida.

235. Hay personas que se cuidan mucho de lograr, no sólo que te guardes una imagen continua de ellas cuando están junto a ti, sino también cuando éstas están en ausencia de ti. Suelen ser personas muy gesteras, que acompañan su discurso con risas estrambóticas y repiten por partida doble (o triple) sus pensamientos; quieren con ello no sólo estatizarse en tus oídos sino también en tus ojos, con la intención de que el momento que están viviendo sea su momento (ya que en todo momento quieren tener sus momentos). No soportan el silencio y usan a las compañías como medios para liberarse de sus preocupaciones, suelen ser personas "monotemas" que no escuchan lo que se les dice, sino que esperan a que el interlocutor acabe para simplemente poder decir algo ellas de nuevo. Lo que prima en un primer lugar con este tipo de gente es el físico, su físico, para después pasar a hacernos escuchar sus cotidianas vidas. Cuando están con alguien con quien tienen una conversación suelen vivir en el pasado, no crean circunstancias nuevas sino que se conforman con relatar las ya acontecidas; en definitiva, hay personas que viven para no dejar vivir.

236. Cuando coincidimos o aparece en nuestra mente la idea de que alguien es más inteligente que nosotros y esta idea nos impide resolver el problema que se nos plantea, no debemos perder de vista que lo que importa en ese instante es crearnos la capacidad para; no sólo darnos cuenta de que la experiencia de encontrarnos con ese problema, es la que nos va a permitir resolver en un futuro próximo (si no somos capaces de hacerlo en ese instante) problemas similares, sino la de ir abandonando poco a poco la costumbre de imaginarnos lo que el otro es capaz de hacer,  para centrarnos en recordar situaciones parecidas que hayamos tenido, las cuales nos ayuden a resolver dicho problema; la inteligencia no consiste más que en tener la facultad de hacer buen uso de las  experiencias que nos ocurren.

237. Puede ser que de vez en cuando un aviso inesperado, una imagen sinuosa, una cara parecida, te hagan volver a abrir puertas que ya creías cerradas, a volver a lugares que ya creías abandonados, a oír voces que ya creías silenciadas; es el regreso de situaciones, ambientes, personas que creías que nunca más iban a regresar a ti, pero que la casualidad ha hecho que de nuevo aparezcan en frente tuyo. Suelen aparecer entonces emociones que en su día quedaron ocultas, pensamientos que no se expresaron, palabras que no se dijeron, acciones que no se llevaron a cabo, aprovecha ese momento; es la segunda oportunidad que tanto estabas esperando.

238. Las personas fuertes siempre sueltan alguna ingeniosidad en medio de las desgracias.

239. Una mala voluntad poco puede hacer si de por sí no es acompañada por el tumulto de otras malas voluntades, por lo tanto: cuando juzgamos a una persona tenemos que tener cuidado de no ser simples en nuestro juicio, y tener en cuenta que la acción a la que juzgamos, es el resultado de la combinación de muchas otras acciones que la siguen  por detrás.

240. Vuelvo a leer escritos que salieron de mi mano hace años y sigo opinando lo mismo que lo que ahí está escrito... ¿Plasmé en su día buenas ideas o es que mi vida no ha cambiado nada desde entonces?

241. Lo único que hace verdaderamente el escritor cuando escribe es formarse a sí mismo.

242. Las dos formas de participar en la vida: hacerlo desde dentro o desde afuera de ella.

243. El que mucha gente hable de lo que uno ha hecho no quiere decir absolutamente nada; sólo significa que has hecho algo que los demás pueden explicar.

244. Por vez primera me estoy enfrentando a mi obra y de momento va ganando ella, porque... ¿Soy yo quien hace el libro o es el libro quien me hace a mí?

 

 

 

SOBRE LA OTRA FORMA DE QUERER

Si el azar o la voluntad son las encargadas de unir dos vidas hasta entonces desconocidas, está claro que son la perseverancia y el deseo los encargados de mantener unidos dos mundos que, o bien se complementan, o bien encuentran en su contacto puntos de interés que acrecientan la vitalidad y la fuerza de los mismos; esto mientras haya contacto, pero... qué ocurre cuando por causas ajenas a la voluntad de los dos mundos la unión de ambos se va alejando, cuando poco a poco desaparece la asiduidad e irremediablemente, la fuerza por querer mantener unidos dos caminos encaminados a su separación mengua. ¿También ha de desaparecer tarde o temprano lo que esa unión ha significado hasta entonces? ¿También hay que alejarse mentalmente con el paso del tiempo de ese significado? Sería sencillo responder a estas preguntas con un rotundo: "¡claro que no!, si el que decide el proceso y el alcance de una relación eres tú", pero cómo... Si el querer a alguien es algo recíproco y la manutención de ese querer se basa en esa reciprocidad, cómo se puede seguir queriendo a una persona cuando ésta ya no existe, de qué me vale el querer sentir algo sino tengo enfrente al receptor con el cual quiero compartir ese sentimiento; esto es lo que a priori me viene a la cabeza cuando pìenso cosas así; hasta que de pronto otra pregunta me asalta, me desvela y me recrimina... ¿Pero tú ya estás seguro de saber lo que es querer?

El primer pensamiento acerca de esta duda me lo dio de golpe cierta persona cuando en cierta conversación ante su pregunta de por dónde iba a ir encaminada nuestra relación, se reafirmó ella misma diciéndome: "pero es que yo quiero quererte", a parte de los cincos segundos que me quedé sin poder contestar a esta decisiva afirmación, de nuevo una pregunta inquietante como un calambre me impidió seguir con normalidad el resto de la conversación, porque...¿Existe algo más fuerte en este mundo que el querer querer? En algunos instantes desde entonces esa pregunta (y esa persona) aparecen  de nuevo en mí y aunque a ella no la he vuelto a ver físicamente, su frase se ha quedado asociada en mi mente para siempre con su imagen, y ante la intriga de si para querer a alguien hace falta un contacto continuo, unas respuestas continuas, una reciprocidad continua, de nuevo aparecen esas palabras para darme un baquetazo en la nuca y reprocharme: "¿Todavía no sabes que existe otra forma, la forma en la que querer no es una condición sino una disposición?" Pregunta ante la cual me vuelvo a callar y rememoro a todas las personas que he olvidado querer... por el simple hecho de que ya no están junto a mí.